sábado, 19 de febrero de 2011

Soliloquios, en Trazos

Aparece en hoy Trazos a cargo de Enrique García Fuentes una reseña sobre el libro Soliloquios, de Diego Grillo Trubba. La reproducimos íntegramente.

De Diego Grillo Trubba, autor argentino, casi nada sabemos. Ni falta que nos hace. Pero si el lector es de los que siguen de vez en cuando los criterios de los que publicamos en este suplemento, hágame caso: consiga cuanto antes estos cinco relatos que componen la obra, apenas cien páginas de tamaño muy breve, y se regalará unos ratos de disfrute y goce como hace tiempo que yo no me daba. Cinco relatos, sí, unidos por el título ya que comparten esa característica de estar contados por una sola voz narradora que protagoniza (protagonizó, para ser más preciso, pues siempre narra a posteriori) lo allí expuesto. Cinco relatos que crecen a medida que nos internamos en su peripecia; el autor, con un ritmo endiablado, va acumulando referencias, sumando acciones y situaciones, intensificando lo expuesto hasta situarnos en las mismas puertas del vértigo, nerviosos, impacientes por ver cómo salimos del embrollo en el que el narrador protagonista nos introduce. Cinco relatos de perdedores que, la mayor parte de las veces, logran salir a flote pues les mantiene una insondable fe en sí mismos y un aliento que, no se sabe muy bien de dónde viene, pero les asegura (a ellos, pero también a nosotros, que, en seguida nos contagiamos) que quizá las cosas lleguen a buen puerto. "Romero y Julieta" es una desternillante revisión de un asunto tan aparentemente descarnado como puede ser el bestialismo; "Él no se enteró" es un tan divertido como tierno acercamiento al crudo tema de la muerte de un ser querido; "Lo que pasa es que la gente no dice lo que dice" es una suerte de pequeño sainete teatral donde las acotaciones cobran una fuerza inusitada; "Todo lo que se puede hacer por Sandra" se cuela de rondón en la mejor tradición del relato picaresco y suburbial, con una impactante trama de la que pocos augurarían que sabrían salir y "Comida china" (lo dejo para el final porque el que cuenta con mi más declarada preferencia)es toda una lección de cómo elaborar una "screwball comedy" en veinticinco páginas acumulando cuatro o cinco problemas seguidos y resolverlos de forma regocijante. ¿Qué más se puede pedir? Y lo tenemos aquí al lado, no se olvide.

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