lunes, 17 de enero de 2011

ENTREVISTA CON DIEGO GRILLO TRUBBA



Para escribir un buen relato se requiere...

Algo para decir. Creo que la raíz de un relato no es el conflicto que dispara la trama, ni la trama en sí, ni tampoco la forma que le otorgamos o el estilo que elegimos como más apropiado. Cuando digo "algo para decir" no me refiero a que deba ser algo trascendente, sino algo que al escribir nos otorgue la fuerza, se transforme en deseo para motorizar todo el proceso. Ese "algo para decir", por lo general, nunca va a estar explicitado en el relato -si es bueno-, pero justamente es lo que le permitirá poseer alma.

Cómo se presenta Soliloquios, un libro con un lenguaje muy argentino, ante el público español.

Vaya pregunta. Soliloquios no fue escrito para el público español. En verdad, no fue escrito pensando en público alguno. Lo que intenté con estos relatos fue abordar la problemática del relato oral, del habla. Fueron, fundamentalmente, ejercicios, experimentaciones para ver cuán fiel se podía ser a la lógica y el lenguaje de la expresión oral al abordar la prosa. Intenté ser lo más fiel que pude a la forma de hablar de la gente que conozco, que escucho, que son argentinos. No sé si lo conseguí. De todas formas, creo que los modismos no deberían dificultar la comprensión de alguien de otros territorios -muchas veces, dentro de la misma Argentina-, ya que lo que le otorga significado a una palabra, creo, es la construcción lógica de una oración, del discurso.

Las fuentes de las que bebe cualquier autor son innumerables pero, ¿cuáles son los autores de relatos que más han influido en Diego Grillo?

En cuanto a los relatos, mis autores preferidos -y, por lo tanto, los que supongo me influenciaron, son Carver, Salinger, Cheever, Fontanarrosa, Borges. Pero debería incluír también a unos cuantos novelistas: Auster, Dickens, Pynchon, Irving, entre otros.

De los jóvenes autores de la literatura argentina destacaría a... y por...

De los jóvenes escritores argentinos destaco a Leonardo Oyola, autor de Chamamé. Por un lado, porque su adscripción sin tapujos al género policial le permitió entablar lazo con una base interesante de lectores, y desde entonces explora cómo quebrar los límites del género, con resultados más que interesantes. Por el otro, porque ha comenzado a generar una obra y, al igual que la otra escritora que voy a nombrar, resulta justo que reciba el distintivo "escritor".
Destaco también a Samanta Schweblin, porque es una cuentista notable.
Por si fuera poco, ambos son buenas personas. Lo cual no es muy usual encontrar en el ámbito literario.

¿Cómo se ve la obra propia desde el otro lado del océano?

Me cuesta mucho imaginarla. No sé qué entenderá un lector español de lo que escribo. Supongo que los grandes temas -la muerte, el amor, la inocencia, etc.- continuarán trasluciéndose, generando el fenómeno de empatía, y que a partir de ello reparen en algunos detalles que les permitan ver que todos somos muy distintos y, al mismo tiempo, misteriosamente parecidos.

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